Yo, tan lluvia y tan sol siempre.

14 ago 2012

Sh.

Es viernes noche y tienes un top nuevo que te sienta de fábula pese a esos 5 kilos que has ganado por dejar de fumar, un poco de dinero ahorrado de toda la semana y muchas ganas de juerga. Además, han abierto un local nuevo en el centro de la gran ciudad para que vayas de fiesta y estás preparada para no parar de bailar todo tipo de música. Los zapatos adecuados, el pelo recogido en una cola deshecha a propósito y lencería sexy por si se da la ocasión. Con una o dos llamadas rápidas se establece una reacción en cadena que conduce a una enorme noche solo para chicas. Tú y casi una docena de tus amigas, colorete del bueno comprado en tu viaje de final de bachiller y perfume barato en mano, os preparáis para conocer a don Perfecto. Ese con sonrisa encantadora, cabello despeinado y mirada directa. Que sepa lo que quiere, pero no lo que necesita. Ella llega tarde a la fiesta, y sola. Es atractiva y sonríe a todo el mundo. La gente se gira a su paso. Todo el mundo habla de su look. De su ideal 90 60 90 y de su vestido de noche que se ciñe a sus curvas. De día puede ser lo que quiera. Puede ser esa camarera a la que siempre se le cae el café, la cartera que se equivoca de buzón o la conductora del bus escolar con ojeras de tanto madrugar. Pero por la noche puede convertirse en el enigma que todos quieren resolver desesperadamente. Puede mantener a los hombres intrigados para siempre con sus incógnitas. ELLA es lo que ellos desean. Incluso lo que ÉL desea. Y tú, si quieres, puedes ser la borracha que baila en la barra intentando ahogar sus penas en una felicidad fingida, esperando algún hombre que te lleve a casa y se quede, aunque solo sea por pena.

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