Yo, tan lluvia y tan sol siempre.
14 sept 2012
Canciones de resaca con café a la hora del té
Vuelven las mañanas queriendo matar al despertador, los desayunos soñolientos y tu cara entre una tostada no untada aún y un vaso de leche blanca, los apuntes esparcidos sin sentido sobre la mesa dónde aún tienes las gafas de sol y el sombrero de la playa, mis bolis de colores por todas partes, mi cabeza sumida en los sueños más profundos que se puedan tener a esas horas de la mañana. Sueños que no han podido terminar por falta de horas. Y me pongo a leer todos esos folios, pensando más en mis cosas que en Platón y su rara forma de pensar. Me empeño en soñar despierta, no me queda otra últimamente. Necesito no pensar por un tiempo, que piensen por mí, que me lleven, da igual que el mundo se vuelva loco, que aparezcan las situaciones más absurdas, da igual todo. Esta rutina que apenas ha empezado me está convirtiendo en una persona cuerda. Y trato de revivir sentimientos de este último mes que se apagaron con un sol mucho más fuerte y cálido que el que brilla hoy en el cielo. Posiblemente no haya un momento mejor que éste para arrancarlo todo, para que todo lo que duela quede en segundo plano. Que los suspensos te quiten otro tipo de decepciones que ya no sirven. Pero que están. Y necesitaría mil, sólo mil noches de verano para quitarme la arena de la heridas y la sal de los ojos que hace que lloran de vez en cuando. Cada vez menos, la verdad. Quinientas noches para que se fuera todo lo malo y quinientas más para re-aprender a sonreír, pero de verdad.
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