She's the one

Ella, y las cuatro paredes de su cuarto rosa, pintado cuando tenia apenas seis años y aún con todos los peluches ganados en distintas ferias. Su trenza rubia casi desecha de tantos bailes, de pasión y lujuria, batiéndose en duelo con la gravedad. Las cejas perfectamente depiladas y el rímel perfectamente corrido por algún amor acabado entre unas sábanas sucias. La nariz pequeña, con ese piercing que tanto le dolió y que tantas veces se le ha infectado. Y sus labios delgados, sin sensualidad ni promesas que regalar a cualquier proyecto de hombre mal acabado. Una noche de deseo y al levantarse nada. Le echa de menos, o de más, pero le echa de algo.