"Se encontraba al borde de un abismo, de un final inmediato a todo eso que justo acababa de empezar. Y lo sabia. Sus ojos llevaban ya días cristalizados, pero sin romperse. Esperando el momento justo para dar ese paso en falso y terminar ella misma con todo esto. Estar por encima de todo eso y cortar por lo (in)sano con esa fuerza fingida que parecía que se había pintado encima. Pero pasa como todo. Frotando con agua y jabón no hay cicatriz que quede oculta."
Sigue esperando. Y lo seguirá haciendo con esa mueca similar a una sonrisa en época de guerra. Una sonrisa más gris que su pelo a las sesenta noches de edad. Matando año tras año una pequeña parte de su ilusión, antes de que lo hagan por ella.
Porque como diría un escorpión; siempre nos quedará el bello arte de la autodestrucción.
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